Barreda avanza que, «seguramente», no será necesario el aval al Aeropuerto de Ciudad Real
Barreda avanza que, «seguramente», no será necesario el aval al Aeropuerto de Ciudad Real
Barreda avanza que, «seguramente», no será necesario el aval al Aeropuerto de Ciudad Real
Asegura que la empresa pública creada ha dado "seguridad, tranquilidad y confianza" a las compañías
El presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, avanza que, «seguramente», no será necesario ejecutar el aval de 140 millones de euros solicitado por los promotores del Aeropuerto de Ciudad Real, pues la empresa pública creada ha dado «seguridad, tranquilidad y confianza» a las compañías.
Barreda lanza este mensaje optimista en unas declaraciones a Efe en las que también pide tiempo para ver «qué da de sí» el proyecto aeroportuario de Casarrubios del Monte, en el norte de Toledo, y garantiza que su Gobierno no va «a cortar las alas» a esa propuesta.
En cuanto al aeródromo ciudadrealeño -en concurso de acreedores desde junio pasado-, Barreda subraya que desde la constitución de la empresa pública de gestión de infraestructuras aeroportuarias hay empresas nuevas que se quieren instalar en el aeropuerto y otras que operaban en él y han dejado de hacerlo se plantean volver.
Todo se debe a que, antes, las empresas «no veían garantías, las condiciones objetivas adecuadas para poder operar desde allí» y ahora la empresa pública les ha dado «seguridad, tranquilidad, confianza».
Así, Barreda afirma que, «seguramente», no sea necesario movilizar los 140 millones de euros que solicitaban en forma de aval los dueños del aeropuerto y que se iban a canalizar a través de esa sociedad pública de reciente creación.
En cualquier caso, insiste en que el aeropuerto es «un proyecto cargado de futuro, que tiene una gran potencialidad, que no se ha desarrollado, que ha empezado a desplegarse en el peor momento» y añade: «lo que no podemos es terminar de asfixiarlo, sino ayudarlo».
Recalca que el aeropuerto -el primero de iniciativa privada de España- «se inauguró en el peor momento de la crisis económica y financiera y en el peor momento del sector aeronáutico», pero está construido, por lo que «lo inteligente» es intentar que funcione y no «que se arruine».
«Los empresarios tienen que saber que les faltan algunas cosas muy importantes para conseguir su despegue económico, por ejemplo construir la terminal del AVE para hacerlo competitivo», expone Barreda, quien recuerda que un ciudadano podrá subirse al tren en Atocha y en sesenta minutos estar en el avión.
En cuanto al proyecto de Casarrubios del Monte, el presidente regional confía en que no haya problemas con el Gobierno de la Comunidad de Madrid, pues -reflexiona- «todo lo que se hace al sur de Madrid parece que le molesta a Esperanza Aguirre, pero el sur también existe».
Asegura que el Ejecutivo regional espera a ver «qué da de sí» ese incipiente proyecto y no va «a cortar las alas» a ninguna propuesta que provenga de particulares o sectores empresariales y emprendedores de la región o socios de otros lugares que quieran invertir en ella.
El dirigente regional sostiene que la empresa pública fue creada pensando en Ciudad Real, pero también en Albacete y el norte de Toledo, en un sector, el aeronáutico, que «ha despegado con fuerza» en Castilla-La Mancha, una comunidad que «ya no tiene miedo a volar».
«La gran esperanza contra Esperanza son las primarias»
Por otra parte, el presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, considera que «la gran esperanza contra Esperanza (Aguirre) son las primarias» que los socialistas celebrarán para elegir al candidato del partido a la Presidencia de la Comunidad de Madrid.
Barreda se muestra convencido de que el secretario general de su partido, José Luis Rodríguez Zapatero, no ha impuesto a la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, para que pugne por esa candidatura con el líder del PSM, Tomás Gómez.
El también miembro del Consejo Federal del PSOE califica el proceso de primarias como «un síntoma saludable de ejercicio interno», pero no ha querido decantarse por uno de los dos candidatos al entender que desde otras federaciones no se debe opinar sobre la idoneidad de los aspirantes.
Aunque no es «intérprete» de Zapatero, con el que coincide en numerosas reuniones de partido, Barreda deja claro que, por lo que conoce al líder de los socialistas, a éste «no le gusta imponerse».
Por tanto, lo único que ha hecho Zapatero en el caso del PSM es «verbalizar» que Trinidad Jiménez es «buenísima», lo que «todo el mundo ha interpretado, con acierto» como que el jefe del Ejecutivo «prefiere» a la ministra.
«No imagino a Zapatero tratando de forzar a Tomás Gómez para que desista de un derecho que le asiste, el de convocar primarias, entre otras cosas porque es una bandera con la que el propio presidente del Gobierno llegó a la Secretaría General» del partido, reflexiona.
Sin tener que «hacer de la necesidad virtud», para Barreda es bueno que haya un ejercicio de democracia interna y que los militantes tengan la posibilidad de expresarse.
De hecho, el presidente de Castilla-La Mancha lo tiene claro: «La gran esperanza contra Esperanza son precisamente las primarias», ha aseverado Barreda, para quien aquel que salga elegido «de un ejercicio auténtico de participación y democracia, saldrá muy reforzado como candidato a la Comunidad de Madrid».
Preguntado por lo que hubiera hecho si él hubiera estado en la situación de Tomás Gómez, el líder regional dice: «respetar los estatutos del partido, la independencia de los militantes, su autonomía y sus derechos».
«Si hay un secretario general que quiere ser candidato y es apoyado por una buena parte de la base y cuadros del partido, está en su derecho de hacer lo que ha hecho Gómez, de la misma manera que Trinidad Jiménez está en su derecho de considerar que es la adecuada o reúne mejores características para ganar las elecciones», apostilla Barreda.
El líder de los socialistas castellanomanchegos quiere quitar dramatismo al proceso abierto en el PSM, ya que el uso de la democracia «nunca tiene que ser un problema ni motivo de crisis en un partido».
Además, no cree que el proceso pueda reabrir viejas heridas en el partido de Madrid, donde confía en que «el viejo principio de unidad» se aplique, como así ocurrió también en el Congreso del PSOE que en 2000 ganó Zapatero, que «supuso una unidad que jamás había conocido el PSOE en su historia y que fue consecuencia de un proceso que puede llamarse de primarias».